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La Pedida

4 de mayo del 2014                Milwaukee, WI

     No es un secreto decir que Bárbara llevaba soñando con el día en que Nathan le pidiera matrimonio desde hace muchos años. En realidad, puede que ella no lo admita ahora pero a menudo solía preguntarle a Nathan con voz chillona Diossss, ¿cuándo vas a pedirme matrimonio? Y Nathan, el típico planificador evasivo y consumado le respondía con desdén: No lo sé, joder. Mientras tanto, Nathan tenía un idea de cuándo lo iba a hacer, aproximadamente 10 días después de la 3ª luna llena de un año bisiesto… ¡es broma! Nathan estaba esperando al momento especial y al anillo perfecto.

 

     Habiendo encontrado el anillo perfecto con la ayuda de Pinterest, la amiga de Bárbara, Carmen Cuiñas, y millones de pistas no muy sutiles, Nathan estaba listo para hacer la pregunta de su vida. Pero después de tanta anticipación, iba a ser difícil encontrar el momento perfecto.

Bueno, damas y caballeros, Nathan encontró el momento y la manera más informal e inesperada. Una mañana “cálida” de domingo en la congelada ciudad de Milwaukee, la pareja se levantó tarde sin planes para ese día.  Cuando Bárbara le preguntó a Nathan si quería ir a su “lugar secreto” del Lago Michigan donde ya habían estado antes, las orejas de Nathan se levantaron como a un perrito cuando le dices la palabra: “¡Calle!”.  Claro, dijo él, despreocupadamente.

 

Nathan: Compremos algo para comer y lo comemos allí. ¿Qué quieres comer?

Bárbara: Cogemos algo de “Panera Bread” (un sitio de comida ‘rápida’ que no será muy especial para recordarlo para siempre.)

Nathan: Vale, ¿y qué quieres para beber? Agua, cerveza, vino,…

Bárbara: Vino.

Nathan: Vale.

 

     Y después de esta pregunta Nathan ya se decidió de que no iba a esperar a pedirle matrimonio en el concierto de Nickelcreek de la semana siguiente, sino que lo iba a hacer ese mismo día.

 

Nathan: Escucha, podríamos llevar el trípode que nunca usamos y hacemos un par de fotos.

 

    A lo cual Bárbara le contestó con ganas diciendo vale, tras la extraña pregunta de su novio, quien siempre intenta evitar tomar fotos. Y de este modo, llegaron los dos a la orilla de la playa solitaria del Lago Michigan donde prepararon su picnic. Comieron su bocadillo, bebieron algo de vino y empezaron a trabajar en sus cosas por hacer. Bárbara que estaba apunto de terminar su semestre de clases había traído su ordenador. Habían pensado quedarse allí hasta ver el atardecer para hacerse fotos pero se dieron cuenta de que una vez más el frío Milwaukee iba a cambiar sus planes. Nathan preparó el trípode asumiendo que no se iban a quedar mucho más tiempo en el frío. Por fin iba a hacerle la gran pregunta a Bárbara y empezó a ponerse nervioso, ¿cómo lo iba a hacer? No había pensado en eso todavía.

 

     Le dijo a Bárbara que posase y hizo bastantes fotos para asegurarse de que la cámara estaba alienada perfectamente. Bárbara creía que era un poco raro que Nathan estuviera tan preocupado por las fotos pero no se dio ni cuenta. Después de la cuarta foto de práctica, Nathan le apretó al botón y el temporizador de 10 segundos se puso en marcha. Nathan se arrodilló delante de ella y le preguntó de la manera americana más clásica que existe.

 

Ella no le contestó por unos segundos, lo que para Nathan fue una eternidad, y lo único que dijo fue, ¿vas enserio? Oh Dios, No, esto es una broma, ¿verdad? Dios mío, si estás bromeando para ya que me que estoy emocionando. Y así Nathan le tuvo que decir, ¿entonces eso es que sí quieres?

 

((Ella dice que como Nathan la había engañado otras veces no podía creer que este momento era verdad. Nathan tenía la mala costumbre de al menos una vez al mes, durante el pasado año, fingir que le iba a pedir matrimonio; entonces no podemos culpar a Bárbara de que ahora no le creyese a la primera.))

 

     Finalmente ella dijo Sí, quiero casarme contigo, y se abrazaron y besaron hasta que empezaron a recoger las cosas para irse a casa. Había pasado diez minutos desde que Nathan recordó la foto que había tomado. Se preguntó si habría capturado el momento exacto, y ¡sí señor que lo capturó! (mirar la foto de arriba!)

 

     Un último detalle, el espectacular anillo de compromiso está compuesto por el diamante del anillo de la abuela de Nathan. Aunque falleció hace un par de años, fue maravilloso que su abuela igualmente formara parte de su compromiso. Cuando Nathan y Bárbara llegaron a casa y empezaron a llamar a sus familiares para darles la buena noticia, la madre de Nathan, Martha Jones, les dijo, Nathan, ¿sabías que hoy era el cumpleaños de tu abuela? Una extraordinaria coincidencia que él no había tenido en cuenta.

 

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